Restos simbólicos de Hipólita, Matea y de Apacuana son llevados por el pueblo revolucionario al Panteón

Prensa MPPPST.- El rol protagónico que asumieron Hipólita y Matea Bolívar, esclavas que participaron en la crianza del Libertador Simón Bolívar, así como el de la líder indígena Apacuana, símbolo de lucha y resistencia ante el imperialismo español, fue reconocido este miércoles en la muestra de afecto que movilizó al pueblo revolucionario y feminista durante el ascenso de los restos simbólicos de estas tres heroínas de la Patria al Panteón Nacional.

El pueblo caraqueño acompañó este recorrido que comenzó en la Sala Mayor de la Casa natal del Libertador Simón Bolívar, cercana a la plaza El Venezolano, donde desde muy temprano se concentraron miembros de diversos movimientos sociales, trabajadores, trabajadoras,  organizaciones del movimiento feminista del país, movimientos indígenas, autoridades de Estado, del Distrito Capital, diputados del Bloque de la Patria, entre otros.

La caminata tuvo una parada en la plaza Bolívar, donde se rindió tributo al Libertador y se dio lectura a un manifiesto del Concejo Municipal de Caracas en conmemoración al Día Internacional de la Mujer. En este punto de la movilización destacó la participación de la banda marcial de Caracas que interpretó el Himno Nacional y canciones tradicionales caraqueñas.

Una vez que llegaron los restos simbólicos al Panteón Nacional, el presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, llamó a todos los revolucionarios y revolucionarias a seguir fortaleciendo la conciencia popular a partir del conocimiento de la historia, pues es la vía para contar con los valores suficientes en la lucha contra las pretensiones imperiales de sectores dominantes.

Hipólita Bolívar

También conocida como Negra Hipólita, nació en San Mateo, estado Aragua en 1763 y murió en Caracas el 25 de junio de 1835, siendo esclava de la familia Bolívar Palacios.

Cuando nació Simón Bolívar en 1783 su madre se vio en la necesidad, por quebrantos de salud, de buscarle una nodriza. Recurrió a Hipólita, esclava de la hacienda «El Ingenio», en San Mateo, propiedad de la familia. Este hecho fue recordado por el propio Bolívar en diversas oportunidades, mostrando en cartas (1825) el cariño que siempre sintió por Hipólita, a quien llegó a considerar «su madre y su padre».

Hipólita se casó con Mateo Bolívar, también siervo de la familia Bolívar, pero de la hacienda «Santo Domingo de Macaire», en Caucagua, estado Miranda. Bolívar le concedió la libertad a los esclavos que le quedaban, entre ellos a Hipólita, en 1821, después de la batalla de Carabobo.

Matea Bolívar

Conocida como la niñera del Libertador Simón Bolívar, nació el 21 de septiembre de 1773, hija y nieta de esclavizados. Por tradición adoptó el apellido de sus dueños. Nació en el Hato El Totumo, al sur de San José de Tiznados, estado Guárico y falleció en 1886 a la avanzada edad de 112 años.

Matea estuvo viviendo en la hacienda de los Bolívar en San Mateo y también en la casa de María Antonia, hermana del Libertador. Hizo de aya, siendo muy niña, de los Bolívar más pequeños, entre ellos Simón, un tanto menor que ella.

La Negra Matea vio morir a Antonio Ricaurte en la batalla de San Mateo. Luego Bolívar le otorgó la libertad. Sin embargo, ella no se quiso ir y se quedó con la familia. Partió junto con María Antonia, hermana de Bolívar a La Habana, Cuba, huyendo de la persecución de los realistas. Una vez liberada la Patria regresó a Venezuela y se enteró de la muerte de su tan querido Simón.

El 28 de octubre de 1876 cuando se efectuaron las  ceremonias para el traslado de los restos del Libertador desde la Catedral de Caracas hasta el Panteón Nacional, en ese lugar estuvo presente Matea Bolívar, que entró en el recinto junto al entonces Presidente de la República, general Antonio Guzmán Blanco.

Apacuana

Según el cronista José Oviedo y Baños en su libro La historia de la conquista y población de la Provincia de Venezuela, un grupo de españoles llegó a la población indígena de los Quiriquires para conquistarlos; pero ellos querían volver a ser libres, es por ello que una India llamada Apacuana, madre del cacique Guasema, anima a los indios a romper lazos con los españoles y aprovechar la visita de dos de ellos, que al momento de partir sin ninguna resistencia serían ejecutados.

Como era de esperarse, los españoles tomarían venganza por lo que los alcaldes provisionales de Caracas deciden hacer una exploración al mando de Sancho García, con 50 españoles y una gran cantidad de indios Teques enemigos de los Quiriquire. Estos, al enterarse, abandonan al poblado poniendo un sin fin de trampas. Los españoles en su camino lograron encontrar a un Quiriquire, el cual fue torturado  hasta que confiesa el escondite de la tribu, cerca de la quebrada de Talma. De una manera devastadora los españoles logran hacerse camino y matar a cuanto indígena se encuentran, encontrando viva a la cabecilla de esta rebelión, Apacuana, a quien llevan al poblado humillándola y acusándola de bruja y traidora, le dan latigazos para luego darle muerte colgándola de un enorme árbol.

Mujeres en el Panteón Nacional

A través del tiempo han ido ingresando al Panteón Nacional un grupo mujeres. La primera de ellas fue Luisa Cáceres de Arismendi, heroína de la independencia. Sus restos llegaron el 24 de agosto de 1876, y es la primera mujer en obtener este reconocimiento.

En 1938, ingresó la pianista Teresa Carreño, compositora de al menos 40 temas como el Himno a Bolívar, Saludo a Caracas y Danza Venezolana.

51 años después, en 1989, llegó al mausoleo ubicado en la parroquia Altagracia de Caracas, una de las escritoras venezolanas más importante del siglo XX: Teresa de la Parra, reconocida por sus novelas Ifigenia, en 1924, y Memorias de Mamá Blanca, en 1929.

En revolución, la primera heroína venezolana en ingresar al Panteón Nacional fue Josefa Camejo, quien contribuyó a la liberación de la provincia de Coro del yugo español en 1821. Sus restos simbólicos se encuentran en el Panteón desde el año 2002.

Ocho años después, ingresó Manuela Sáenz, compañera de lucha de Simón Bolívar y mujer sudamericana que dio todo por la causa de la Independencia de América.La última venezolana que había ingresado al Panteón es Juana La Avanzadora, luchadora por la independencia. Sus restos simbólicos ingresaron en 2015 tras una ruta histórica que comenzó en Monagas, tierra de la heroína, hasta la capital venezolana.

 

Elio García

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