Bolivia: Lucha de Clases y Geopolítica.
Por Eduardo Piñate R.
El golpe de Estado consumado contra la Revolución Democrática y Cultural liderada por el compañero Evo Morales, tiene una profunda raíz de clases (expresada entre otras cosas en el evidente racismo de quienes lo promovieron y ejecutaron) y forma parte del combate geopolítico que se desarrolla hoy a escala planetaria y regional.
El imperialismo estadounidense que luego de la II Guerra Mundial se convirtió en el gran hegemón del mundo capitalista y en una especie de gendarme mundial, hoy se encuentra en decadencia ante el surgimiento de países con economías emergentes (Rusia, China, India, entre otros) que le disputan la hegemonía, basados en la profunda crisis actual del capitalismo, que cuestiona todo el sistema de relaciones -económicas, políticas, geopolíticas, culturales y militares- que se establecieron después de 1945.
En ese contexto, EEUU precisa consolidar su papel hegemónico en el continente americano, que para ellos es su zona natural de influencia y sobre la cual se sienten predestinados por la providencia, como dijo Bolívar, para dominarla. Recolonizar Nuestra América es un imperativo imperial para poder luchar contra los países que hoy le disputan la hegemonía. Pero no es fácil, en este continente hay una rebelión antiimperialista de los pueblos (de obreros, campesinos e indígenas) desde que el Comandante Chávez llegó al poder y la Revolución Bolivariana planteó el proyecto socialista bolivariano y ha demostrado que es superior al capitalismo en cualquiera de sus formas.
El golpe de Estado contra Evo forma parte de la contraofensiva imperialista y burguesa para detener y derrotar la ofensiva de nuestros pueblos, en cuya vanguardia está la Revolución Bolivariana y el pueblo venezolano, en función de la liberación definitiva de las cadenas de la explotación capitalista y la opresión imperialista. De modo que en la actualidad ningún combate nacional está aislado, todos forman parte de esta batalla geopolítica y de clases. En ellos hay avances y retrocesos, victorias y reveses, pero la tendencia actual es la del crecimiento de la lucha popular. América Latina y el Caribe es un continente en disputa, pero no me queda ninguna duda, nosotros, los pueblos, seguimos venciendo.