Opinión: DARÍO VIVAS EN COMBATE SIEMPRE


Por Eduardo Piñate R.
La desaparición física de Darío Vivas nos conmovió y conmueve todavía. Estoy seguro que es un
sentimiento que compartimos con la inmensa mayoría del pueblo venezolano, incluyéndonos la
totalidad de quienes militamos en las filas del PSUV y de las fuerzas políticas y sociales que
conforman el Chavismo.
Vamos a extrañar su presencia permanente, su arenga vibrante y combativa, su inmensa capacidad
de trabajo, su atención por los detalles, la pertinencia de sus intervenciones en los debates del
partido y con las organizaciones populares, su don de mando, su visión crítica y autocrítica de los
problemas. También extrañaremos la ternura que escondía detrás de su aparente severidad, su
compromiso con los desposeídos traducida en bondad y lucha, esa risa franca con la que celebraba
cada broma, cada chanza, cada victoria.
Conocí a Darío Vivas a finales de 1990, y lo conocí en combate, lo conocí en las calles luchando,
dirigente del MAS y vicepresidente del concejo municipal de Caracas. Con Darío y otros y otras – Nicolás Maduro, Elio Hernández, William Mantilla, Victor Belis, Rodulfo Pérez, una muchachita
en aquel momento llamada Erika Farías, la compa Aurora de San Juan, Jacobo Torres, etc.-
organizamos a mediados de 1991 el primer paro cívico de Caracas, que fue un éxito y cuyo saldo
organizado fue la Coordinadora Popular de Caracas. Luego vendría la insurgencia militar del 4 de
febrero de 1992 y el pueblo hizo suyo a Chávez como líder y a su programa bolivariano. En todos
esos combates, en todo ese proceso de construcción, de forja de organización y conciencia patria,
revolucionaria, Darío Vivas fue un combatiente de primera línea; y luego que el Comandante
Chávez llegó al gobierno y la revolución se hizo poder, ahí estuvo él siempre, organizando,
agitando, construyendo, siempre leal y siempre consecuente con Chávez, con Maduro y con la
Revolución Bolivariana.
Nunca rehuyó el combate, ni eludió las responsabilidades. Personalmente lo vi combatiendo a los
fascistas que querían invadir nuestra Patria el 23 de febrero de 2019 en el puente Simón Bolívar, que une a San Antonio del Táchira con Cúcuta y el 30 de abril de ese año rodeando Miraflores con
el pueblo para protegerlo de los golpistas. Y cuando el presidente Maduro lo llamó para que
asumiera la Jefatura de Gobierno de Caracas, no vaciló un instante para asumir la
responsabilidades y los riesgos del cargo con el entusiasmo y la determinación de siempre.
Darío se nos va y deja un vacío difícil de llenar, pero en el pueblo hay millones de Daríos que van
a ocupar su lugar. Seguimos venciendo.

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