Salvador Allende, sinónimo de lucha y justicia social.

(Prensa Min Trabajo 11.09.2020) El 11 de septiembre de 1973 fue vilmente asesinado el líder revolucionario Salvador Allende, luego de dar su ferviente discurso, tras el golpe militar promovido por Agustino Pinochet quien instauró la dictadura facista en Chile.

A pocas horas de dar sus últimas palabras en el Palacio de la moneda, su cadáver fue encontrado envuelto en una bandera chilena en las ruinas de dicha sede presidencial.

Tras el derrocamiento y muerte de Allende, se dio inicio a los 17 años de dictadura impulsada por Pinochet, quien desde el mismo día de su triunfo electoral instaló el salvaje modelo económico neoliberal e inició una feroz represión que costaría la vida a miles de chilenos.

Allende desempeñó un papel importante en la política al mantener la revolución socialista en Chile e imponer la paz social al suprimir la poderosa ofensiva contra la clase trabajadora. Realizó un plan de acción dando prioridad a la socialización de empresas privadas. Por otra parte, también concretó la nacionalización del cobre, sin pago de indemnizaciones a las empresas norteamericanas, lo que significó el enfrentamiento con Estados Unidos, que a partir de ese momento apoyó abiertamente a los grupos opositores al mandatario socialista.

La oposición chilena se generó en varios frentes estratégicos que buscaban la caída de su gobierno, pero ante la dura oposición, Allende contó con el apoyo de su pueblo, a quienes siempre defendió y buscó darle los mayores beneficios en todos los sentidos.

Hoy, tras los 47 años de la muerte del gran Salvador Allende, el Gobierno Bolivariano y el pueblo venezolano rinden honor a la memoria de este líder revolucionario, quien con su pensamiento y obra dejó un legado para los Estados progresistas en la región, el cual consiste en emprender la lucha por la independencia plena, libertad, soberanía y justicia social para el desarrollo de sus pueblos.

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