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Chávez: El hombre de la Rebelión militar

Chávez: El hombre de la Rebelión militar

Marbelys Mavárez Laguna

A pesar de la delación que se había dado en torno a la insurrección militar asestada el 4F de 1992 -asunto que se puso al descubierto desde el 2 de Febrero- Chávez siguió con el plan: la Rebelión militar que daría al traste con las condiciones existenciales de la época. Una pobreza que gravitaba alrededor del 85% de la población, la presión de los organismos internacionales según la cual Venezuela debía acudir inevitablemente al Fondo Monetario Internacional (FMI), al Banco Mundial (BM) y al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para salir de la gran crisis económica, del gran déficit fiscal, de la situación inmanejable de las finanzas del Estado venezolano. Según estos organismos, luego de aceptar sus viles condiciones, entraríamos a una fase de bienestar sin parangón.

Sin embargo, como es conocido, las promesas de tales instituciones financieras, nunca se han materializado. Ni en América Latina, ni en Europa, ni en Asia (que, por ejemplo, lejos de reimpulsar el llamado milagro asiático, acabó definitivamente con él). Uno de los ofrecimientos que nunca se materializarán es la reducción de la pobreza a través del recorte del gasto (lo cual obviamente incluía al gasto social en la esfera del gasto público). Nos decían que debíamos “apretarnos el cinturón”, “aplicar el recetario” con las consecuencias de una inevitable yatrogenia; en otras palabras, peor el remedio que la enfermedad. Era sin duda una terapia que implosionaba la dimensión social. Sin contribuir en forma alguna a redimensionar las variables económicas.

Por estas, entre otras tantas razones, aquel 4-F es para la historia contemporánea de Venezuela un día de liberación. El pueblo venezolano, a partir de ese momento, pudo conocer que tiene en sus manos las armas para emprender movimientos emancipatorios. Con el 4-F se crearon las condiciones para que la población, de la mano del líder Chávez, comenzara a asumir el poder para la transformación del orden establecido. Desde entonces hemos visto cómo el pueblo se ha empoderado y ha asumido acciones vitales en procura del logro de tal objetivo.

Sin Estado Mayor y sin comunicaciones…

Una de las preocupaciones del Comandante Chávez fue el relativo a las comunicaciones y a la conformación del Estado Mayor. Es comprensible. Veamos por qué: Arias Cárdenas atribuye al hecho de no contar con un Estado mayor (grupo de análisis que ayuda a tomar decisiones) como la causa de no haber podido alcanzar el objetivo planteado. Tampoco había comunicaciones que permitieran conocer cómo estaban las cosas en el momento del desarrollo de la insurrección. De tal forma que no hubo manera de saber cómo estaba la situación en Maracay o en Valencia…

No obstante, la acción fue exitosa. El líder devino luego en Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, generando un verdadero quiebre en el ejercicio de la política y dando lugar a la puesta en escena de un nuevo paradigma económico, social, cultural.

La orden de CAP: “Écheles plomo”

En el seno de la insurrección, tal como lo señala Iván Darío Jiménez, en su libro Los Golpes de Estado desde Castro hasta Caldera (1996: 217), el general Fernando Ochoa Antich, se encontraba en Fuerte Tiuna, en la sede del Ministerio, a las 01: 25 Hrs. Iván Jiménez se comunicó con el Presidente, le informó que se encontraba en negociaciones con los rebeldes. Mientras que en Miraflores el Presidente dejaba brotar sus experiencias de cuando era Ministro del Interior en el Gobierno de Betancourt (tiempos de El Porteñazo): “¡No quiero negociaciones de ninguna índole, écheles plomo¡”

Ciertamente Ochoa no acató la orden. Fue el Jefe de Estado Mayor Conjunto, Iván Jiménez Sánchez quien ordenó, en nombre del Ministro de la Defensa, atacar con todo el poder de fuego de la Aviación de Combate, todas las instalaciones donde se encontraban ubicados los jefes de la Insurrección Militar: en el Museo Histórico Militar de Caracas, se encontraba el Tcnel. Hugo Chávez. En el Cuartel Páez de Maracay se encontraba el Tcnel. Jesús Urdaneta Hernández y en el Cuartel Libertador de Maracaibo, se hallaba el Tcnel. Francisco Arias Cárdenas. Esta orden no fue cumplida, pues sin duda, se estaba frente a un verdadero líder. Y eso tiene un significativo valor entre militares.