Opinión: Aristóbulo

Por Eduardo Piñate R.

Cuando un maestro se va siempre es una pérdida, es así, su ausencia física deja un vacío para sus estudiantes, para sus compañeros y para la sociedad. Y cuando se trata de grandes maestros o maestras, de esos que consagran su vida al ejercicio del magisterio en todos los espacios, en las aulas y en las calles, que ejercen con amor y vocación la labor de educar; de esos y esas como Aristóbulo Istúriz, la pérdida y el vacío son más grandes.

Aristóbulo consagró su existencia a eso, a educar, a formar. Robinsoniano consecuente como el que más, siempre se repetía y nos repetía la famosa sentencia de Simón Rodríguez en la cual establece la imperiosa necesidad de formar republicanos (es decir, conciencia republicana) para tener repúblicas, y nosotros que lo escuchábamos, decíamos y decimos hoy, que para construir el Socialismo Bolivariano, tenemos que formar ciudadanos y ciudadanas conscientemente socialistas y bolivarianos, lo cual quiere decir solidarios y plenos de la conciencia del deber social; que su trabajo es para servir a la sociedad, no para el enriquecimiento de la élite burguesa y mucho menos para entregar el fruto del trabajo de millones de seres humanos y que por tanto, pertenece a esos millones, a las transnacionales imperialistas. La labor del magisterio tiene sentido para “servir al pueblo”, como decía, y sigue diciendo, otro grande de la revolución venezolana: Alí Rodríguez Araque. Fue también un consecuente discípulo del gran maestro venezolano Luis Beltrán Prieto Figueroa, a quien conoció y trató personalmente: Buena parte de su bagaje pedagógico y político le viene de Prieto Figueroa, a quien acompañó en la fundación del MEP siendo un joven maestro normalista en 1968. Como Prieto Figueroa, fue un defensor intransigente del Estado Docente, de la responsabilidad intransferible del Estado en la dirección de la Educación, en tanto hay una interrelación permanente entre el proyecto político y el proyecto educativo de un país o de una sociedad. Por eso para Aristóbulo el trabajo político y el trabajo educativo eran una sola cosa, y tiene razón el camarada, la acción política orientada a la superación de la explotación capitalista y la opresión imperialista, para construir una sociedad justa y amante de la paz como reza nuestra Constitución, para edificar el socialismo bolivariano, tiene que ser una acción educativa al mismo tiempo. Hasta la victoria siempre, querido hermano Aristóbulo. Seguimos venciendo.

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