Zamora, hombre pueblo
A 155 años del asesinato del General del Pueblo soberano
La bala contra la esperanza libertaria
“¡Bala afortunada! ¡Bendita sea mil veces la mano que la dirigió!” escribiría Juan Vicente González en las páginas de El Heraldo el 31 de enero de 1860, tras conocerse la noticia de la muerte de Ezequiel Zamora, el General del pueblo soberano.
Había llegado Zamora a San Carlos la mañana del 10 de enero de 1860 con el fin de combatir los restos de los conservadores que permanecían en dicha ciudad, a cargo del comandante Benito Figueredo. Junto a su ejército popular conformado por 3.000 soldados de infantería y 300 jinetes, venía Zamora de recorrer Barinas y Portuguesa, luego de haber librado de manera victoriosa la batalla de Santa Inés en Barinas el 10 de diciembre de 1859.
Allí en San Carlos, mientras evaluaba posiciones de combate junto a Antonio Guzmán Blanco, recibió un balazo certero que entró a través de su ojo derecho. La identidad del tirador se desconoce aún, sin embargo, tanto Juan Crisóstomo Falcón como Antonio Guzmán Blanco han sido señalados como autores intelectuales del hecho, debido a conocidas diferencias políticas, tácticas y estratégicas existentes entre ellos. Al morir, ocultaron su cuerpo y lo enterraron en el patio de una casa.
A diferencia de Falcón y Guzmán, Zamora poseía un profundo ideal democrático e igualitario y luchó por un auténtico proyecto revolucionario que permitiera alcanzar las conquistas promovidas durante la guerra de la independencia. Esta convicción sería afirmada en su escrito de Pao de Zárate, Aragua el 8 de septiembre de 1846 en la cual refirió: “(…) a seguir adelante con una imperiosa necesidad, para quitarnos el yugo de la oprobiosa oligarquía y para que, opóngase quien se opusiere y cueste lo que costare, lleguemos por fin a conseguir las grandes conquistas que fueron el lema de la independencia”.
Biografía mínima
Nació en Cúa, el 1° de febrero de 1817. Sus padres fueron los blancos de orilla Alejandro Zamora y Paula Correa, modestos propietarios agrícolas. Su padre fue oficial del ejército independentista, quien muere en 1821, en la Batalla de Carabobo. Su madre, participó en el proceso de independencia ayudando en la organización de grupos de mujeres para apoyar la causa, como enfermeras, cocineras, consiguiendo pertrechos y en algunos casos armas y municiones para la tropa, por estas acciones republicanas serían perseguidos ella y su familia por los realistas.
En Caracas, Ezequiel Zamora estudió en la escuela de primeras letras, regentada por el maestro Vicente Méndez, ubicada en la esquina de Las Mercedes, donde aprendió a leer, escribir, nociones elementales y aritmética, y doctrina cristiana.
En su educación influyeron su madre y Johannes Gáspers (esposo de Carlota, hermana de Ezequiel), revolucionario francés que inició a Zamora en el conocimiento de las revoluciones en Francia y Europa; así como de las acciones efectuadas por los sans-culottes, quienes protagonizaron la Toma de la Bastilla y el asalto al Palacio de las Tullerías.
De igual modo, José María García, profesor de la Universidad de Caracas y amigo de infancia, contribuyó con su formación ideológica con la entrega permanente de libros de historia, derecho y literatura política, entre los que destacaban textos sobre la Revolución Francesa y las luchas agrarias en Roma.
José Brandford, de origen británico, fue otro amigo de Zamora, quien lo mantuvo al tanto de las ideas de Auguste Blanqui, del revolucionario francés Louis de Saint Just y del comunista utópico Gracus Babeuf.